Agnès Varda, Chiharu Shiota, Suzanne Valadon, Mari Chordà, Fernande Olivier y Danielle Brathwaite-Shirley. Se acerca el #8M y desde Articket queremos reivindicar algunas de las artistas que protagonizarán la agenda expositiva de 2024. Si tú también apuestas por el arte con nombre de mujer, ¡esto te interesa!
Agnès Varda, en el CCCB
Fotógrafa, cineasta y artista, Agnès Varda (1928-2019) elaboró una obra que, partiendo de una insobornable mirada humanista, siempre ha sido concebida como un acto de comunicación. Su filmografía cuenta con más de 40 obras que navegan entre la ficción y el documental. Un recorrido en el que destacan títulos como Sin techo ni ley (1985), Los espigadores y la espigadora (2000) y Caras y lugares (2017), que permiten recorrer una línea de continuidad entre la forja de una estética de la modernidad en el seno de la Nouvelle Vague y el descubrimiento de nuevas posibilidades en pleno estallido de la imagen digital.
Varda fue una de las pocas mujeres de su generación que hizo carrera como cineasta. Trabajadora tenaz y artista de convicción, mostró su dominio y su maestría bien visibles desde sus inicios como fotógrafa en 1950 en sus encuadres rigurosos, su sentido del detalle y la composición. A principios de los años 2000, ya no tenía suficiente con el cine y se aventuró hacia los museos, y demostró su extraordinaria capacidad para captar el espíritu de la época en una serie de instalaciones que nunca dejaban de dialogar con su obra fotográfica y cinematográfica.
► Del 17 de julio al 8 de diciembre, el CCCB le dedicará una gran exposición. Cinco de las instalaciones creadas por Agnès Varda durante esta etapa de madurez puntuarán el recorrido de una muestra que también contará con cabinas de proyección que permitirán ver en su integridad algunas piezas fundamentales en la obra de la artista en el terreno del cortometraje. Desde sus vínculos con la historia del arte hasta la dimensión social y política de su discurso, la exposición recorre los grandes temas de una obra polimorfa.
Chiharu Shiota, en la Fundació Antoni Tàpies
La artista japonesa Chiharu Shiota (Osaka, 1972) es heredera de Ana Mendieta y de toda una generación de artistas feministas de principios de la década de 1970. Aunque se formó en Bellas Artes en Japón, continuó estudiando en Berlín con Marina Abramovic y Rebecca Horn, dos figuras clave en el desarrollo de su lenguaje artístico conocido internacionalmente por la creación de instalaciones enigmáticas y contemplativas realizadas en lana.
Son piezas a gran escala que utilizan elementos escultóricos, fotografía, dibujo y vídeo, creando ambientes poéticos y delicados de hilo, normalmente negro, que a menudo cierran diversos objetos personales, del hogar y del día a día, dentro: vendajes rotos, zapatos, ropa usada, pianos quemados, etc. Chiharu Shiota utiliza estos objetos imaginando aquellos recuerdos que habrán quedado grabados en cada uno de ellos, dado que trata sobre todo temas como la memoria y el olvido, la vida y la muerte, o las oportunidades y la esperanza. Las instalaciones de Chiharu Shiota pretenden revivir los recuerdos del pasado y llevar al espectador a un lugar onírico, donde se desarrolla un estado de ansiedad, debido a una atmósfera opresiva y claustrofóbica.
► Del 22 de marzo al 23 de junio, en Hilos de memoria intervendrá los espacios expositivos de la Fundació Antoni Tàpies con la voluntad de entrar en diálogo directo con la simbología tapiana y de establecer un juego de correspondencias. En este sentido, la reivindicación del vínculo con la tierra, con el pasado y con la memoria y, a su vez, el intercambio entre presencia y ausencia, permitirán a la artista tejer una relectura del pasado desde la evocación, poniendo la mirada en la contemporaneidad.
Fernande Olivier, en el Museu Picasso
Conocida por haber sido la primera musa de Picasso y por haber explicado su relación en dos libros, la biografía de Olivier es tan intensa que incluso ha sido novelada por Isabel Clara-Simó en el libro El amante de Picasso, donde la escritora valenciana reivindica su espíritu feminista. Debéis saber, sin embargo, que el nombre real de Fernande Olivier era Amélie Lang. Nacida en París en 1881, tuvo una infancia inestable y se casó con un hombre al que abandonó porque la maltrataba. Fue entonces cuando, para pasar desapercibida, adoptó el nombre de Fernande Olivier.
En 1904 conoció a Pablo Picasso, que se había mudado a París y vivía en el edificio Bateau-Lavoir, muy frecuentado por escritores y pintores de la época y donde Olivier iba a menudo para ejercer de modelo. La relación comenzó casi de inmediato, justo al principio del Periodo Rosa del pintor. Olivier se convirtió en una importante fuente de inspiración para él, dedicándole obras como la escultura Cabeza de mujer que forma parte de la colección del Museu Picasso. Casi veinte años después de su separación, Olivier publica seis capítulos de unas memorias de su relación en el diario belga Le Soir, reunidos después en el libro Picasso et ses amis (1933). La intervención de los abogados de Picasso evita que publique el resto de su historia, que vería la luz en 1988 con Recuerdos íntimos (escritos para Picasso).
► El Museu Picasso acogerá del 7 de junio al 6 de octubre Fernande Olivier, Pablo Picasso y sus amigos que se centra en textos y documentación que nos hablan de las relaciones que mantenían y de las largas estancias de ambos en Horta de Sant Joan y en Gósol. Además de una ventana para conocer un poco mejor al genio, esta exposición –la primera dedicada a ella en España– quiere ser también un homenaje a su faceta de artista, más allá de su relación con Picasso.
Mari Chordà, en el MACBA
Mari Chordà (Amposta, 1942) utiliza la imagen, el lenguaje o la acción social como material de su obra y como parte inseparable de su vida. La artista, la escritora y poeta o la activista forman un vínculo indisociable que sustenta una actitud y unas convicciones que determinan el eje vertebral de su trabajo y de su biografía. Observadora activa y atenta de la realidad que le rodea, necesita tomar parte, agitar y subvertir lo que ve, desde unos principios determinados por el feminismo surgidos como respuesta al contexto represivo del franquismo, pero mantenidos en el tiempo ante una sociedad que todavía debe cambiar muchos de sus valores y que debe restituir la visibilidad y el reconocimiento del trabajo de las mujeres.
Fundó Lo Llar en Amposta, un espacio que durante dos años fue un centro de activación cultural donde promover conciertos, exposiciones y otras actividades. A partir de su traslado a Barcelona, creó con un grupo de mujeres laSal, un bar biblioteca pensado como espacio para hablar, para tener apoyo y asesoramiento, que derivaría en laSal, ediciones de las mujeres, una editorial de literatura y ensayo de mujeres. Pionera de su generación a expresar la sexualidad femenina libre, a hablar del placer, de la maternidad y de relaciones lésbicas en su pintura y su poesía, en 1964, mientras todavía estudiaba en una anacrónica Facultad de Bellas Artes en Barcelona, pinta la primera Vagina. Pinta los fluidos del cuerpo, las secreciones, los órganos sexuales o los coitos no desde la abyección, sino con formas y colores atractivos muy cercanos a la sensibilidad visual del pop o la psicodelia, en los que reclama un erotismo pleno.
► Mari Chordà… y muchas otras cosas será la exposición que desde el 6 de julio y hasta el 12 de enero de 2025 os esperará en el MACBA. Una coproducción con el Museo de Arte Moderno de la Diputación de Tarragona que no os podéis perder.
Suzanne Valadon, en el MNAC
La artista Suzanne Valadon (1865-1938) fue una figura emblemática de la bohemia de Montmartre a principios del siglo XX. Pintora, dibujante y grabadora, practicó todos los géneros, desde el retrato y el desnudo a la naturaleza muerta y el paisaje. Nacida con el nombre de Marie-Clémentine Valade de una madre soltera, tuvo una niñez dura y una juventud aún más difícil. Fue acróbata de uno de los circos más concurridos de la Belle Époque, el Molier, y fue retratada por algunos de los artistas más reputados de la primera modernidad como Henri Toulousse Lautrec, Pierre Auguste Renoir, Berthe Morisot, Amadeo Modigliani, Paul Gauguin o Edgar Degas. Finalmente, acabó siendo artista, admirada por estos colegas ilustres y muchos otros autores.
► El MNAC, en colaboración con el Centro Pompidou-Metz y el Musée de Arte de Nantes, revisará su figura en una exposición que podréis disfrutar del 19 de abril al 1 de septiembre. La muestra reunirá más de un centenar de obras, de las cuales 48 sólo se podrán ver en Barcelona: óleos sobre tela y cartón, dibujos y grabados, esculturas en yeso y bronce, así como otro material documental que permitirá tener una visión retrospectiva y contextualizada de la trayectoria de una mujer artista que tuvo un papel relevante en el París de las vanguardias.
Danielle Brathwaite-Shirley, en la Fundació Joan Miró
Danielle Brathwaite-Shirley es una artista con sede en Londres que trabaja con diferentes medios, como la animación, la performance o la instalación. Mediante una serie de herramientas digitales, especialmente los primeros motores de juegos en 3D, crea mundos que sirven como archivos de experiencias trans negras diseñadas para el público trans negro. Sus entornos digitales reconfiguran las relaciones de poder históricas para centrar las voces de esta comunidad, hablando entre ellas a través de temporalidades y geografías, a la vez que garantizan que los espectadores que no forman parte de esta comunidad reconozcan su responsabilidad en su silenciamiento histórico y su marginación continua.
► En la Fundació Joan Miró presentará, del 19 de julio al 20 de octubre, un espacio en el que la instalación y los videojuegos interactivos propondrán historias centradas en las vidas de personas negras trans. En la exposición, que forma parte del ciclo “Nos acompañaremos cuando oscurezca” comisariado por Irina Mutt, los visitantes pasan a ser personajes de los juegos, y sus decisiones, o la posición que ocupan en la escala de privilegios, afectan al relato que se va generando y determinan a qué partes de la obra se accede. En esta exposición la responsabilidad individual puede afectar a las posibilidades de supervivencia o crear memoria y comunidad.