Más allá de las obras de arte que contienen, los museos Articket son espacios fascinantes per se con rincones singulares y secretos escondidos que sorprenden incluso a los más conocedores de la ciudad. Hoy os traemos nuestros preferidos por si queréis pasar un buen rato haciendo de exploradores intrépidos a la vez que disfrutáis del mejor arte de Barcelona.
Mirar sin ser visto: una celosía superviviente en el Museu Picasso
Antes de entrar en el Museu Picasso deteneos un momento y observad con detalle sus imponentes fachadas de la calle Montcada. Una de ellas, la que corresponde a la antigua Casa Mauri, tiene un elemento único en Barcelona que ha sobrevivido milagrosamente a las transformaciones del edificio.
Se trata de una celosía de madera del siglo XVIII, un elemento arquitectónico que aporta privacidad, filtra la luz del sol y permite pasar el aire. Teniendo en cuenta la estrechez de la calle Montcada, muy frecuentada siglos atrás por la crème de la crème de la sociedad de la época, daba intimidad a la ventana y permitía observar (y quizás cotillear) sin ser observado. ¡Win-win!
Recientemente el museo ha realizado la restauración, que podéis conocer aquí en detalle. Y es que, además de guardar una colección excepcional, el Museu Picasso prioriza la conservación de su conjunto arquitectónico para poner en valor y contribuir a un mayor conocimiento de nuestro patrimonio.
¿Fachada o espejo? Una perspectiva oculta de Barcelona en el CCCB
Para entrar en el CCCB hay que pasar por el Pati de les Dones, una gran zona central que distribuye los diversos espacios del centro. Veréis como los elementos originales del siglo XIX, de cuando el conjunto arquitectónico pertenecía a la Casa de la Caridad, dialogan con la fachada de cristal moderna, de 30 metros de altura, que cierra el patio por el lado norte.
Ahora fijaos cómo su parte más alta se inclina sobre el patio como voladizo. ¿Véis cómo se refleja la ciudad? Con su juego de reflejos, su fachada se transforma en un espejo del paisaje y en un mirador privilegiado de la Barcelona contemporánea.
Las Tres Chimeneas del Poble-Sec, el Hotel Vela, el Edificio Colón, la Torre Glòries o la misma línea del mar, son algunos de los espacios que observaréis, curiosamente, desde pie de calle. ¡Una perspectiva muy fotogénica y singular, apta para el postureo más instagrameable!
Un museo al aire libre (¡y gratis!) junto a la Fundació Joan Miró
Cuando visitéis la Fundació Joan Miró aprovechad para recorrer su entorno privilegiado en medio de la naturaleza. Entre otros espacios, encontraréis justo al lado el Jardín de las Esculturas, uno de los parques más jóvenes y curiosos de Montjuïc, ideal para detenerse un rato y disfrutar del arte contemporáneo que esconde.
Creado en 1990, la Fundació y el Ayuntamiento se pusieron de acuerdo para que la escultura de Manelic, el protagonista de Terra baixa de Àngel Guimerà que estaba allí desde la Exposición Universal de 1929, tuviera compañía. Devolviéndole la vitalidad a un espacio que había quedado degradado, pidieron a artistas que ya habían expuesto en la Fundació Joan Miró que crearan una obra especialmente hecha para el Jardín.
Una forma ingeniosa de jugar con la duplicidad entre naturaleza y cultura, y una reivindicación de la calidad de los artistas locales dándoles un espacio de visibilidad permanente. Perejaume, Tom Carr, Sergi Aguilar, Pep Duran o Jaume Plensa, son algunos de los grandes nombres que podréis disfrutar de forma gratuita. ¡Un museo al aire libre que los amantes del arte no os podéis perder, y desde el que veréis una perspectiva diferente del edificio racionalista de la Fundació Joan Miró!
Oteiza, Haring y Chillida salen fuera del MACBA
Una vez lleguéis a la Plaça dels Àngels para visitar el MACBA seguro que quedaréis deslumbrados por el magnífico edificio de Richard Meier. Sin embargo, deteneos unos segundos para observar el entorno: tres obras de la Colección MACBA os darán la bienvenida conectando el museo con el latido del barrio del Raval y acercando el arte a todo el mundo.
- Justo delante de la fachada principal, a mano derecha, encontraréis La Ola de Jorge Oteiza entre el ruido de los skaters que la rodean. ¡Observad cómo se integra en el espacio, contrastando con el blanco intenso del museo y resaltando la sinuosidad de la obra!
- A mano izquierda, en la pared medianera del fondo de la plaza, veréis el mural cerámico Barcelona, Mural G-333. El escultor Eduardo Chillida, consciente de que esta zona degradada del Raval merecía su atención, la intervino con su particular estilo para hacer del espacio público un espacio donde todo el mundo pueda acceder al arte.
- Ahora mirad a la derecha, una pareja que forma unas tijeras intenta cortar la cabeza a una serpiente que coge una jeringuilla con la cola. El texto del mural lo dice claro: es el sida, enfermedad que acabaría con la vida de su autor, el reconocido artista y activista Keith Haring. Lo que veis es un calco del original que Haring pintó en medio del Raval en 1989.
Un secreto: si subís a la terraza Meier del MACBA, disfrutaréis de una perspectiva privilegiada de las tres obras y del ambiente pintoresco de la Plaça dels Àngels.
Una fachada que habla en la Fundació Antoni Tàpies
La escultura Núvol i cadira que corona la Fundació Antoni Tàpies no pasa desapercibida para nadie, pero la mayoría de los paseantes desconoce que la fachada también esconde los bustos de Dante, Cervantes y Milton. El motivo es sencillo: antes de convertirse en museo, el edificio perteneció a la editorial Montaner i Simón que, entre otros, publicaba estos tres grandes escritores.
De hecho, la decoración de la fachada es una declaración de intenciones. En la puerta principal está escrito el nombre de la editoral y un poco más arriba hay tres medallones con los nombres de tres estudiosos que utilizaban los métodos de impresión para publicar sus estudios: Malte-Brun, Secchi y Lafuente. Y es que, aunque la fachada tiene un aspecto imponente, en su interior se escondía una fábrica donde se hacían todos los procesos de elaboración del libro.
La editorial fue una de las más importantes de su época, con más de 120 años de historia, y los propietarios encargaron la construcción al joven Lluís Domènech i Montaner, arquitecto del Palau de la Música o de la Casa Lleó i Morera ubicada en la famosa «Manzana de la Discordia» del Paseo de Gracia, entre otros. Cuando entréis en la Fundació, aprovechad para visitar la biblioteca, antiguo almacén de libros de la editorial, donde la madera y las publicaciones de arte conviven en un equilibrio perfecto.
De antiguo Salón de Té a biblioteca del Museu Nacional
Y hablando de bibliotecas… Cuando visitéis el Museu Nacional con vuestro pasaporte Articket no os olvidéis de subir al primer piso. En el antiguo Salón de Té del Palau Nacional encontraréis uno de los espacios más tranquilos y significativos del museo: la Biblioteca Joaquim Folch i Torres, nacida para apoyar en la investigación a los profesionales del museo y ofrecer un servicio público de libre acceso (sólo es necesario acreditarse con el DNI o pasaporte).
Con más de cien años de historia, su origen se remonta a 1891, con la creación de la biblioteca Gráfica del Museo de Reproducciones Artísticas, ubicado en el desaparecido Palacio de la Industria del Parque de la Ciutadella. A partir de entonces, y después de varios cambios de ubicación, el fondo se ha ido enriqueciendo con más de 150.000 volúmenes, monografías y catálogos de arte, documentos históricos, revistas de arte y humanidades y una sección de reserva con manuscritos, incunables, obras editadas hasta 1850 y ediciones de bibliófilo. ¡Un patrimonio documental fascinante!
La decoración del espacio es encantadora, como se espera de un antiguo y elegante Salón de Té. Obra del pintor Joan Colom, representa principalmente escenas de personajes de belleza clásica integrados en un paisaje mediterráneo. Frescos con amorcillos y guirnaldas, cestos de frutas y flores y una cúpula imponente os acogerán en este oasis de calma y de conocimiento único en Barcelona.